Ahí está esa huella, la huella que dejé a mi paso por ese lugar, esa huella impregnada por ese aroma que huele a limpio, suave recuerdo de una huella que ahora es bañada en lluvia, miles de gotas de agua deslizan desde las nubes, acariciando todo a su paso, rellenan las lineas, las marcas de mis huellas... tan perfectas, tan suaves.
Las huellas de mis dedos, gastadas de tanto tocarte, mis manos, mis brazos que tantas veces te han rodeado, oyen esa voz... una voz lejana que atrae mi atención, intento ignorar su llamada, pero no puedo, cada vez oigo más fuerte su reclamo, reclama a mi conciencia, reclama el lado más primitivo, donde no existe razón, sentimientos o cualquier tipo de remordimiento...
Sigue lloviendo ahí fuera, casi puedo oir el agua corretear por la fachada del edificio, el sonido incansable del agua buscando su lugar, abajo en la tierra, atraída por la gravedad... vulnerable, inocente e inconsciente a su destino, en el fondo todos somos como gotas de agua que algún día cayeron del cielo, deslizando para buscar su lugar aqui abajo, donde la gravedad nos mantiene pegados al suelo, buscando nuestra ranura, nuestro molde, el lugar donde deberemos reposar hasta el fin de nuestra existencia...
La llamada de la tierra que atrae al agua, la llamada de la naturaleza que llama a tu lado más primitivo, la llamada de tu molde que desea ser encontrado... si! quizás vine aqui para probarme muchos zapatos... en busca de aquel que realza y encaja a la perfección con mi pie... dejame seguir andando sobre ellos probando su comodidad.. y quizás barajando la posibilidad de reafirmar mi suerte de haberte encontrado a los 26 años de haber caído del cielo...
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