martes, 26 de febrero de 2008

La vida es como una pastilla efervescente


La vida le había dado otra oportunidad para creer
creer en aquello en lo que dejó de creer a base de realidades
La confianza ahora era su lema, y la lealtad su religión
Confiaba ciegamente, y seguia los latidos de su corazón
Cambio sus sosprechas por aficiones
y sus vicios por sanas costumbres
Desde el momento que besó sus labios se dio cuenta
de los caprichos del destino
De que siempre ocurren las cosas por algo, y que nunca puedes decir
siempre o jamás... palabras que emplean a menudo los seres humanos
pero las que tienen poco valor en la vida real
Aprendio a quererse y valorar sus ilimitados recursos ante las adversidades
aprendió a estriar y separar las cosas que no le favorecian
Aprendió a potenciar su potencial
a exprimir sus cualidades
y dejar aparcados sus miedos, con los cuales no había podido avanzar en el pasado
lastres y mochilas llenas que pesaban en sus hombros...ahora iba ligera de equipaje
y pensar, pensar cada día que ama lo que hace y lo que tiene
sentir que puede ser alguien especial para otra persona, o incluso irremplazable
pero saber que al final, lo único que tendrá, será su corazón y su alma, y ese par de zapatos rojos
elegantes y sexys, con los que tantos caminos habia recorrido..

La pastilla efervescente de la vida, que se diluye en mi vaso de agua, lentamente...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Compartir una vida con alguien es quizá una de las mejores cosas que nos pueda pasar... aprender a compartirla con uno mismo sin defraudarse, una utopía.

Saludos